Queridos padres y educadores de Autismo Ecuador, sabemos que acompañar a un niño en el espectro autista es un viaje único, lleno de amor, desafíos y descubrimientos. Una pieza fundamental de este viaje es la nutrición. La alimentación adecuada no solo contribuye al bienestar físico de nuestros niños, sino que también puede influir positivamente en su comportamiento, estado de ánimo y capacidad de aprendizaje. Este artículo busca brindarles información esencial y consejos prácticos para construir una base nutricional sólida para sus hijos.
Entender las necesidades nutricionales específicas de un niño autista es crucial. Muchos niños en el espectro pueden presentar selectividad alimentaria, sensibilidad sensorial a ciertas texturas o sabores, o incluso dificultades para comunicar sus necesidades alimenticias. Es importante observar cuidadosamente a tu hijo, identificar sus preferencias y aversiones, y trabajar en colaboración con un profesional de la salud (pediatra, nutricionista) para crear un plan de alimentación individualizado. Este plan debe asegurar un aporte adecuado de vitaminas, minerales y macronutrientes esenciales para su desarrollo.
Algunos nutrientes son especialmente importantes para el desarrollo neurológico y la función cognitiva, y podrían beneficiar particularmente a niños en el espectro. Los ácidos grasos Omega-3, presentes en el pescado azul, nueces y semillas de chía, son cruciales para la salud cerebral. El magnesio, encontrado en verduras de hoja verde, aguacate y frutos secos, puede ayudar a regular el estado de ánimo y promover un sueño reparador. La vitamina B12, presente en alimentos de origen animal (huevos, carne, lácteos), es vital para la función nerviosa. Recuerda consultar con un profesional para determinar si tu hijo necesita suplementación y en qué dosis.
Finalmente, la paciencia y la creatividad son tus mejores aliados. Presenta los alimentos de forma atractiva, experimenta con diferentes preparaciones y texturas, y convierte la hora de la comida en un momento positivo y libre de presiones. Involucra a tu hijo en la preparación de los alimentos, permítele oler y tocar los ingredientes (siempre bajo supervisión). Celebra cada pequeño avance, por mínimo que parezca. Recuerda que el objetivo es fomentar una relación saludable con la comida, promover su bienestar general y acompañarlo en su camino hacia una vida plena y feliz. ¡Estamos aquí para apoyarlos en cada paso del camino!
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